Aspectos a conocer sobre las estufas de leña de alto rendimiento
Leña como combustible
Existe variada oferta de leña en nuestro país, presentándose en diferentes tamaños y formas. Las estufas de leña, requieren de una alimentación manual, dependiendo su consumo de la potencia calorífica deseada, del tamaño de la habitación y naturalmente también de la calidad de la leña utilizada.
La estufa a leña se utiliza regularmente durante la temporada, por tanto es necesario también disponer de un lugar de almacenamiento adecuado. La leña seca tiene un mayor poder calorífico, y por ello, una recomendación importante es tener un lugar de almacenamiento seco y bien ventilado.
La madera recién cortada tiene un contenido de agua muy alto, y por tanto, un poder calorífico bajo. La madera despide humedad durante su almacenamiento, y por ello, debería apilarse suelta y tener una distancia adecuada con el suelo, el techo y las paredes.
Recomendamos que la cantidad diaria de leña a usarse, se encuentre en el interior de la vivienda el día anterior, para que la madera pueda secarse.
Suministro de aire
La estufa tiene que recibir aire fresco regularmente para que funcione y genere calor.
El aire se obtiene del mismo lugar donde se encuentre la estufa.
Tamaño del ambiente
En la elección de la estufa a leña, el tamaño del ambiente juega naturalmente un papel muy importante. Cuanto mayor sea el ambiente que deba calentarse, mayor será también la potencia necesaria.
Otro factor importante es el aislamiento. Dependiendo del tamaño del ambiente y del aislamiento de la vivienda, la misma estufa puede calentar un ambiente mayor (con buen aislamiento) o menor (con mal aislamiento).
Cómo calienta una estufa
Las estufas a leña emiten la energía térmica generada en la combustión por convección (natural o forzada por una turbina) y por radiación.
En el calor por convección, se calienta aire frío que sube después rápidamente hasta el techo de la habitación, mientras que el calor por radiación resulta de la irradiación de calor del propio equipo.